Llueve sobre mojado,
la prisa recorre las calles,
el tic tac de los relojes se refleja en los charcos,
hace frío,
y somos todos,
los que pasamos por alto
a todos aquellos que,
con nuestra comida pasan hambre,
a todos los que con nuestro calor,
se refugian entre cartones,
a todos ellos que con nuestro dinero
viven en la más absoluta pobreza,
a todos los que con nuestra avaricia,
pintarían felicidad con pequeños detalles,
pasamos por alto otras vidas
porque en nuestro día a día,
el mal ajeno es consuelo de tontos
o en realidad, carece de importancia.
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