Ha empezado sin avisar... La suavidad de sus manos, aprietan fuertemente mi pecho, pronuncia sus ganas en mis oídos, y, en ese momento, mi cuerpo se estremece moldeándose al calor de él... Noto sus leves mordiscos en mi cuello, pero, tengo las manos atadas bajo mi cintura, y pese a notar su erección contra mi muslo, no puedo tocarle...
Ardo con el fuego de su lengua y con cada parte que recorre despacio, está encendiendo mis ganas pero controla mi movimiento apretándome contra él... Escucho como poco a poco su respiración se acelera, sus manos han tomado caminos separados, con una moldea a su antojo mi pecho mientras la otra, se ha abierto paso entre mis piernas provocando cada gemido que se ahoga en mi garganta, me besa y su lengua es fuego en mi boca, es un deseo que despierta en cada parte de mí... Introduce dos dedos entre sus labios y los míos y los chupo lentamente hasta saborear el jugo de mi propio éxtasis...
Estallo pidiéndole a gritos que me haga suya... Me da la vuelta y noto como libera mis manos con un tirón de la cuerda que me controlaba, comienzo a palpar su pecho, su cuello, su sexo... Lo que más ansío en este momento... Atraigo su cabeza hasta llegar a la mía y acariciando su pelo, le doy un largo y provocativo beso que me permite notar la excitación que siente, su pecho palpita frenéticamente, su sexo ha adoptado vida propia y aprieta entre mis piernas...
Algo en mi interior grita “vamos”, se toma su tiempo jugando con las afueras de mi sexo marcando así, un vaivén acelerado...
Gime mordiendo mis pezones y yo cada vez estoy más excitada, besa mis labios, muerde mi labio inferior tirando levemente hacia él...
Me abre de piernas con su rodilla derecha y comienza con la primera embestida contra la pared del baño, fuerte... Dura... Me gusta... Gimo pidiéndole más, eleva mi trasero hasta poner mi entrepierna sobre la suya y empuja... Sacia mi deseo con un ritmo cada vez más acelerado, mis piernas están enrolladas a su cintura provocando sentirle así más a fondo... Muerdo su cuello y noto como el juguete de su boca se va adueñando cada vez más de mis ganas por sentirle... No dejo de pedir más y el responde correctamente...
Llego al éxtasis a su misma vez y cae rendido sobre mi pecho, siento sus latidos y la humedad que recorre mis piernas.
He caído rendida ante su preciado cuerpo... Pasan 3 segundos, para mí, eternos, abro los ojos y su calor ha desaparecido... El frío sigue instalado en mi cama, pero, entre mis labios, aún pronuncio su nombre...
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