La noche se hace eterna por querer sentir su calor entre mis brazos, el tiempo me reprocha los días que no puedo escucharle y las ansias me matan por consumirle junto a mi cuerpo.
He dejado caer mi ropa, dejando la silueta del crimen perfecto que marcaba mi imaginación por querer perderme en su cuerpo, por imaginar sus susurros en mi cuello y por transformar más de mil palabras en más de una noche de hechos...
El vino camina por mi garganta con ganas de llegar a mi estómago para provocarme el calor que siento al imaginarme de nuevo sus labios sobre los míos, sus manos sobre mis rodillas y su mirada sobre mi pecho...
Pido a gritos que me desnude con las manos o a palabras, yo me encargaré entonces del resto, no lo quiero por una noche, lo quiero por mil momentos aunque sea el tiempo el juez de este juego
Lo añejo deja a cualquiera perplejo y las crianzas el retrogusto perfecto para iniciarse en ese arte; hay quien después de mucho tiempo aún no sabe como se recibe una copa en mano y el porqué de su largo y quebradizo estípite. Son cosas de cosecheros que llegadas algunas lunas se cuentan verdaderas bondades de ellos. Icores tintos y de corcho sólo aquellos que pueden ser asumidos. Con el tiempo uno/a se hace adicto.
ResponderEliminarBreveSaludoS