Él es...
Tiene en el pecho un gran grito, un gran estruendo con el que va pasando los días lleno de melancolía.
Está hundido en un gran charco, donde sus manos, palpan el agua tranquila y su pecho, tiene que aprender a respirar, su cuerpo necesita llenarse de aire, soltando la nada que lleva dentro.
El verano me recuerda a él, lleno de noches eternas, lleno de amor.
Cuando cierro los ojos en un día caluroso, puedo imaginármelo sentado conmigo, junto con los pasos que nos quedaban por dar, junto con las conversaciones y las sensaciones de llevar en cada palabra un mundo entero...
Me gustaba verle caminar mientras yo analizaba sus pasos, me gustaba que dijera cosas bonitas y que me pusiera caras obscenas, mientras yo, le miraba atontada.
Había algo en su lengua, entre sus dedos, algo fiero, insurrecto, indomable, salvaje...
ÉL ES LIBERTAD SIN QUERER ATARSE A NADIE
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