Y pensar que...
Lo que nos separa es la frialdad de un muro,
lo que te mata es mi libertad
y a mi tu condena.
Cuatro paredes, puerta cerrada,
silencio en la habitación
donde las lágrimas son de acero
y no pueden ser escuchadas...
La oscuridad se adueña de mis palabras
y baño en tinta la pena
de no poder tenerte cerca
maldigo a la soledad que te consume,
me quemo con las ganas de verte
y me acuesto con el ansia de soñarte...
Lanzo un grito mudo al tiempo,
pidiendo que pasen ya los años,
son muchos los que te siguen
te arrepientes de tu daño,
pero ahora dime...
Dónde encierro yo mis alas
para que tú, puedas alcanzarme,
qué hacer contra las horas,
esas que nos separan,
esas, que no deja de matarme...
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